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Contribución del Hombre al Riesgo de Cáncer

"Contribución del Hombre al riesgo de cáncer cervical: Evidencia de los estudios del IARC (International Agency for Research on Cancer)"

Xavier Castellsagué. Servicio de Epidemiología y Registro del Cáncer del "Instituto Catalán de Oncología", Barcelona, España.

Nubia Muñoz. "International Agency for Research on Cancer", Lyon, Francia.

El virus del papiloma humano (VPH) se transmite sexualmente, como cualquier infección de transmisión sexual, los hombres están implicados en la cadena epidemiológica. Actuando a la vez, como "portadores" y "vectores" de VPH oncogénicos, los compañeros sexuales de la mujer pueden contribuir de manera importante a su riesgo de desarrollar cáncer de cérvix. Aunque menos frecuentemente que en las mujeres, los hombres pueden ser también víctimas de sus propias infecciones por VPH, pues una fracción de cánceres de ano y pene, guardan una estrecha relación con la infección por los mismos genotipos virales responsables del cáncer cervical.

La magnitud de la contribución del hombre al riesgo de desarrollar cánceres relacionados con el VPH en una población, depende principalmente de dos factores: el patrón de conductas sexuales en la población y la prevalencia de VPH en la misma. Este concepto no es nuevo, fue propuesto por primera vez por Skegg y colaboradores en 1982, antes de que el VPH fuera identificado como el agente casual del cáncer de cérvix.

Estos investigadores propusieron que en algunas poblaciones, "el riesgo de cáncer de cérvix depende menos de la propia conducta sexual de las mujeres que la de su marido u otros compañeros sexuales". Sin disponer de datos reales sobre la prevalencia de VPH, propusieron que la tasa de incidencia de cáncer cervical en una población no cribada, variaría de acuerdo a tres patrones de comportamiento sexual.

El "Patrón A" se observaría en comunidades no promiscuas, en la que predominaría la monogamia tanto en hombres como en mujeres. El "Patrón B", sería observado en algunas comunidades latinoamericanas, en las que las mujeres suelen ser monógamas mientras que los hombres tienen muchas parejas sexuales.

Y el "Patrón C", sería el observado en una sociedad más liberal, en la que hombres y mujeres tenderían a tener varias parejas sexuales. De esta manera el modelo de Skegg postulaba que la incidencia de cáncer de cérvix sería más baja en comunidades con un "Patrón A" de conducta sexual y más alta en comunidades con un "Patrón B", en la que muchos hombres tendrían relaciones sexuales con un reducido número de mujeres que a la vez serían muy promiscuas (frecuentemente prostitutas), y que constituirían un "reservorio" de VPH de alto riesgo.


  • Entre 1985 y 1993 la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) realizo una serie de estudios de casos y controles en países de baja y alta incidencia de cáncer de cérvix para evaluar el papel de VPH y otras ETS (enfermedades de transmisión sexual) en la etiología de éste cáncer. Los maridos o parejas sexuales estables de las mujeres reclutadas en estos estudios, fueron entrevistados y muestras de células exfoliadas de pene fueron analizadas para la detección de ADN de VPH utilizando la más avanzadas técnicas de PCR del momento. Esto se consiguió en 1925 hombres reclutados en siete estudios de casos y controles realizados en Colombia, Brasil, Tailandia, Filipinas y España. Este diseño ha permitido, casi 20 años después, la evaluación de la hipótesis de Skegg, utilizando datos reales e individualmente obtenidos sobre conducta sexual y VPH genital en mujeres y hombres adultos.

    En la figura 1 se presenta la distribución del número de parejas sexuales referido por hombres y mujeres en dos países con dispares tasas de incidencia de cáncer de cérvix: Colombia, con una tasa de incidencia ajustada a la edad (AAIR) de 34.4 por 100,000 mujeres y España, con una AAIR de 7.1

    Las curvas para Colombia parecen estar más cercanas a las curvas entre "Patrón B" de Skegg., siendo las mujeres principalmente monógamas (alrededor de un 70%), los hombres altamente promiscuos (el 55% de los hombres tuvieron 20 ó más parejas sexuales). En cambio, las correspondientes distribuciones para España, aunque no idénticas son coherentes con las del "Patrón A" de Skegg, con una gran mayoría de mujeres monógamas (alrededor del 90%) y una pequeña fracción de hombres altamente promiscuos (el 15% de los hombres tuvieron 20 ó más parejas sexuales). Claramente, la disparidad hombre-mujer en términos de número de parejas sexuales es más marcada en la Colombia de alto riesgo que en la España de bajo riesgo, confirmando así la disparidad de tasas de incidencia para cáncer cervical postuladas por el modelo de Skegg.

  • Coherente con estos resultados, se encontró además que la distribución en la edad al primer coito, un indicador de conducta sexual habitualmente asociado al riesgo de cáncer cervical incluso después de tener en cuenta el VPH, difirió mucho entre Colombia y España (figura 2). Sin embargo, para esta variable, la disparidad entre los dos países fue observada tanto en hombres (68% frente a 24% de los hombres iniciaron su relaciones sexuales a los 16 años o antes en Colombia y España respectivamente), como mujeres (26% frente a 6% de las mujeres iniciaron sus relaciones sexuales a los 16 años o antes en Colombia y España respectivamente).

    Estos estudios mostraron además que la incidencia de cáncer de cérvix en estas poblaciones, se correlacionan tanto con el porcentaje de hombres que mantuvieron alguna vez relaciones sexuales con mujeres que ejercían la prostitución (79% en Colombia frente a 52% en España), como con el número de compañeras sexuales que ejercían la prostitución (28% frente a 10% de los hombres tuvieron más de 50 compañeras sexuales que ejercían la prostitución, en Colombia y España respectivamente).

    En relación a las infecciones por VPH en hombres y mujeres, los resultados de estos estudios demostraron que la tasa de incidencia de cáncer cervical se correlacionaba mejor con la prevalencia de infección por VPH en el pene, que con la prevalencia de infección por VPH en el cérvix. En Colombia, la prevalencia de VPH en los hombres era más alta que la de las mujeres (19% frente a 15% respectivamente). En España, la prevalencia de VPH en hombres y mujeres era de 5 a 6 veces más baja que la de Colombia, y los hombres no tenían una prevalencia más alta que la de las mujeres (3% frente a 5%, respectivamente).

En conclusión estos hallazgos, junto con los resultados de los otros tres estudios del IARC, confirman la hipótesis de Skegg, subrayan la importancia de la historia sexual de cada compañero sexual en el riesgo de cáncer de cérvix en la mujer, y corrobora la importancia del papel del hombre como vector de VPHs oncogénicos.

En poblaciones en las que los hábitos sexuales del hombre difieren mucho de los de la mujer, se acentúa el ejercicio y uso de la prostitución, y el riesgo de cáncer de cérvix depende más de la conducta sexual de su pareja o parejas sexuales que de la suya propia.

En ausencia de programas efectivos de detección precoz de cáncer de cérvix, la prevalencia de conductas sexuales de alto riesgo por parte del hombre, es uno de los determinantes más importantes de cáncer de cérvix en una población. Dada la importancia del papel del varón, la aparente falta de protección conferida por los preservativos, y la inexistencia aún de vacunas preventivas contra el VPH, se necesitan más investigaciones sobre la historia natural de la infección por VPH en el hombre, así como el desarrollo de tratamientos contra la infección asintomática por éste virus.

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BIBLIOGRAFIA:
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